Al Walid, sobrino del multimillonario saudí Al Walid bin Talal, ha sido conocido por años como “el príncipe durmiente”, debido a su delicado estado de salud tras un grave accidente de tránsito ocurrido en 2005.
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Desde entonces, permanece en coma, conectado a máquinas de soporte vital, y su historia ha despertado tanto atención internacional como múltiples rumores sobre su vida.
Al Walid bin Talal, tío del joven príncipe, es uno de los hombres más ricos del Medio Oriente, con una fortuna estimada en 17.000 millones de dólares, producto de sus inversiones a través de Kingdom Holding, empresa con participación en gigantes como Apple, Twitter, Citigroup, Disney y la cadena hotelera Four Seasons.
Tras el accidente, el joven Al Walid pasó varios años en cuidados intensivos en un hospital de Riad. Hace unos siete años fue trasladado a la residencia familiar, donde permanece en estado de coma, con atención médica especializada y tecnología que lo mantiene con vida.
A lo largo de los años, su historia ha seguido circulando en redes sociales, generando constantemente rumores sobre su fallecimiento. No obstante, la familia real ha desmentido estas versiones en varias ocasiones publicando videos y fotografías del príncipe.
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En 2019, un video causó conmoción al mostrar que Al Walid había logrado mover levemente la cabeza, lo que fue interpretado por sus seres queridos como una señal de esperanza.
El nombre del príncipe volvió a ocupar titulares en 2024, cuando su hermano, Mohamed, sufrió un accidente automovilístico muy similar. Aunque su lujoso auto deportivo quedó completamente calcinado, Mohamed sobrevivió y fue visto consciente en el hospital, lo que trajo nuevamente a la memoria el trágico destino de Al Walid.
¿Por qué no lo desconectan?
A pesar de que en 2015 los médicos sugirieron suspender el soporte vital, la familia se negó, manteniendo firme su fe en que puede ocurrir un milagro. “Si Dios hubiera querido que muriera en el accidente, ya estaría en la tumba”, ha dicho la familia. Para ellos, desconectarlo sería renunciar a la posibilidad de que recupere la conciencia.
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“Dios es capaz de devolverle la vida”, repite la familia, convencida de que el príncipe durmiente algún día despertará.
Aunque desde 2019 no ha habido nuevas señales de mejora, el príncipe cumplió este año 36 años, rodeado de cuidados.
